El equilibrio entre dólar y precios, otra apuesta hecha al segundo semestre

En las empresas hoy se preguntan si la administración de Mauricio Macri estará en condiciones de sostener la mejora en la competitividad que logró con la devaluación de diciembre. La intermitencia que muestra el dólar, cuya cotización camina lentamente hacia atrás y ya se mueve por debajo de los $ 14 (el nivel que tenía a fines de enero), está encendiendo luces amarillas entre los exportadores y en los planificadores de inversiones.

Más allá del debate sobre cómo definir el tipo de cambio real de equilibrio, y si con ese valor las empresas son más competitivas, hay otros elementos más prosaicos que entran en juego. El primero es que el escenario de inflación alta erosiona la mejora nominal de la divisa, como un perro que se muerde la cola. El Gobierno no quiere resignar la idea de un dólar alto porque sabe que moviliza el ingreso genuino de divisas. Pero en el sector privado perciben que el BCRA parece dispuesto a demorar ese proceso para no cortar el sendero descendente de los precios. Como dice un experimentado consultor de la City, la Argentina tiene un sesgo histórico hacia el atraso cambiario, por la vocación histórica de usar al dólar como ancla.

El Central se defiende con ciclos más largos. Hoy no puede comprar más dólares porque si crece la emisión enciende otro engranaje complicado: más pesos y más Lebac a tasas altas para retirarlos. Por eso todos quieren ver cómo se calibrará el blanqueo de capitales, para que auxilie al Tesoro sin complicar este frente. Hacienda y el BCRA apuestan a que cuando llegue el repunte de la economía, los importadores volverán a demandar divisas y su precio se recuperará con naturalidad, en simultáneo con un recorrido de la inflación por abajo de 2% mensual. Otra apuesta hecha al segundo semestre.

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