Kicillof: de afuerano se oye nada

Al hombre más poderoso de país se le ahoga la voz y lo asisten con un vaso de agua. No consigue terminar la frase, pero acaba de lanzar una andanada de descalificaciones sobre el senador radical Gerardo Morales y se le entendió perfectamente todo. Apenas si mostró una cólera contenida, que fue la que lo dejó sin voz.
Axel Kicillof ocupó el lugar central en el plenario de comisiones del Senado que empezó así a tratar el proyecto de pago soberano de la deuda. Detrás de él, entre él y digamos la pared del foro, estaban Pablo López, secretario de Finanzas, un joven con expresión de asombro, y Federico Thea, también joven, de ligero aire guevarista, secretario de Legal y Administrativa. Faltó algún otro, pero es el equipo que maneja la Economía argentina. Se diría que son primos o algo así.
Para qué nos vamos a engañar: Kicillof recuerda a Cavallo en su apogeo. El ministro de Economía posee todas las respuestas. Hay gente que es así desde chica y no hay nada qué hacer. Kicillof ya ha dejado caer una sentencia, que es a lo que realmente fue al plenario del miércoles, en la víspera del paro. Y estuvo en todos los títulos.
No existe la posibilidad del Congreso de oponerse o abstenerse. Si el Congreso no hace nada, es igual a ratificar el fallo del juez Griesa. Si se abstiene, es una escribanía de Griesa, dijo el ministro. Son los modos de persuasión del Gobierno, y en ese terreno mal no le ha ido.
Kicillof se quedó sin voz cuando iban para cuatro horas de reunión entre los mármoles rosas del Salón Azul del Senado, centro geográfico del Congreso, un ámbito severo y frío donde manda la cúpula de más de 60 metros de altura por la que no entran los rayos del sol, ni el ruido ni nada.
Para esa hora, un rato antes de la descontada salida del dictamen con el voto de la mayoría, el intercambio era previsible.
El oficialismo aseguraba que la Argentina no entró en default y que no estaba proponiendo un cambio de jurisdicción, pero no podía demostrar ni lo uno ni lo otro.
Ejemplos. Kicillof dijo: No es un cambio de jurisdicción compulsivo, es voluntario (...) Algunos del otro lado podrían convertirse en buitres. Carlos Zannini, secretario de Legal y Técnica, dio por hecho que el 30 de septiembre el Gobierno depositará en Buenos Aires u otro domicilio el próximo pago a los bonistas del canje (se descuenta que habiendo sacado la ley). Pero reconoció: Puede que no vengan los holdouts y los buitres.
La oposición afirmaba que la ley era improcedente, porque, a su entender, el Poder Ejecutivo ya tiene facultades para efectuar el cambio de sede de pago o cualquier otra modificación, otorgadas durante la gestión de Hernán Lorenzino, un hombre que visto hoy es de otra época. El socialista Rubén Giustiniani leyó la versión taquigráfica de la visita del ex ministro que lo confirmaba.
Se ha dicho ya. Es curioso cómo habiendo avanzado hacia posiciones de poder en todos los ámbitos y aplicado políticas reformistas se las valore o no gozando de mayorías parlamentarias, el kirchnerismo persevera y con bastante éxito en la idea de que no maneja el poder.
Zannini no se privó de ese razonamiento cuando después de más de una década en el cargo afirmó que todo esto ocurre porque el kirchnerismo accedió al gobierno, pero no al poder, porque el poder lo tienen las corporaciones.
Salí cuando el debate no había concluido. Encontré que había habido tres cortes en accesos clave a la Ciudad en la previa del paro, una marcha se dirigía desde la Plaza de Mayo al Congreso y el dólar negro había subido 18 centavos. Nadie allí adentro estaba enterado de nada de eso.

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