Macri se mostrará frío con empresarios y habrá nueva "épica" anti corrupción

Tal vez porque sería deseable que se hable de otra cosa que del dólar y la crisis económica, o por la necesidad de encontrar un bálsamo de buenas noticias para la clase media frente al ajuste económico que llegará inexorable tarde o temprano, lo concreto es que el equipo íntimo del presidente electo, Mauricio Macri, confía en transitar los primeros meses del Gobierno instalando un debate más romántico que materialista, una nueva épica de lucha contra la corrupción pública y privada en la Argentina, con todas las garantías necesarias para que los jueces investiguen y condenen sin límites desde el poder político.

A esto se acompañará una actitud más bien fría del futuro jefe de Estado con la dirigencia empresarial, a quiénes el nuevo Presidente adjudica parte de las frustraciones argentinas de las últimas décadas. Quedan a salvo los hombres del campo, y más comprometidos los sectores industriales y financieros que se habían colocado más cerca de la continuidad del modelo, con Daniel Scioli.

Lo explicaba el fin de semana en estos términos una calificada fuente del nuevo entorno presidencial: "Macri necesita trazar un nuevo camino. Tiene que escribir su propia historia. Y eso no pasa por lo económico. Tendrá que ver con reconstruir la República, con jueces totalmente independientes y una agenda muy concentrada en la lucha contra la corrupción. El que tenga que ir preso irá preso. Macri no va a pagar el costo político de proteger a nadie. Ni a los que llegan ni a los que se van".

Los problemas económicos quedarán casi en segundo plano en el nuevo relato que está por comenzar. Del tema estarán a cargo de los técnicos para ir normalizando gradualmente la crisis de reservas, el atraso cambiario, la inflación y la salida del cepo. Casi una simbiosis con la experiencia brasileña, pero al revés de los que muchos suponían. Con el cepo y el dólar, Mauricio Macri será finalmente "Dilmo", y la salida será gradual. Como prometía Scioli.

Es evidente que el respaldo categórico que logró el candidato de Cambiemos en las urnas supone mayor fortaleza política para avanzar más rápido en reformas económicas que podrían acelerar el ingreso de dólares nuevos. Sin embargo, las dudas respecto de cómo se normalizará el mercado de cambios subsisten, más allá del resultado en el balotaje.

Cada vez aparece más claro entre los especialistas que hasta que no se consolide con un bono voluntario en dólares la enorme bola de nieve de pesos que viene indexada en los últimos años de la gestión Cristina-Kiciloff, más la demanda reprimida de divisas a empresas, grandes inversores, multinacionales, importadores, etc., es improbable levantar 100% el cepo cambiario. Ni siquiera se sabe cómo terminará el mandato Cristina, con un Banco Central quebrado y camino a ser sujeto de una intervención judicial para que frene la sangría de las últimas reservas que quedan.

En todo caso, normalizar la economía y regenerar la confianza para que los argentinos vendan sus dólares y se reactive el sector privado, no será un camino sin sobresaltos. En el macrismo prometen aliviar el dolor del ajuste con la promesa de un país más republicano. Y ciertamente un estado de derecho que respete la Constitución luce imprescindible para que retornen las inversiones. Con la promesa de un nuevo paradigma de transparencia en la relación entre el Estado y el sector privado.

Se apunta, a la vez, a una nueva épica que logre seducir a la clase media y sobre todo al periodismo que correrá por izquierda a Macri desde el primer día, de la misma forma en que los Kirchner lograron esa empatía, por ejemplo, con la agenda de los "derechos humanos".

Con este mismo sentido de una nueva República hay que entender el anuncio del ahora presidente electo en el debate, de denunciar a Venezuela en Unasur y Mercosur por violaciones a los derechos humanos. La cuestión promete instalarse de entrada en la agenda del nuevo Gobierno. Puede suponer un terremoto regional, y una situación muy incómoda para Dilma Rousseff, el único respaldo serio que le quedaría al régimen de Nicolás Maduro en el bloque sudamericano. No sólo del dólar y del cepo se hablará desde hoy en la Argentina.

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