No frena la crisis cambiaria y, como termina el invierno, se habla de un Plan Primavera

Con la crisis de confianza acelerando en estas horas la corrida contra el peso y la fuerte y persistente devaluación de la moneda en el mercado libre, se profundiza la incertidumbre sobre las respuestas que pueda dar el Gobierno en el corto plazo para estabilizar las expectativas y frenar el parate económico que se agrava semana a semana.

Como estamos a pocas semanas del fin del invierno, algunos observadores opinan que la aceleración de la crisis obligará tarde o temprano al Gobierno a optar por un Plan Primavera con devaluación y desdoblamiento cambiario. Una salida imperfecta. que sólo podría servir para ganar tiempo y evitar mayores turbulencias en la transición política hasta el final del mandato de Cristina Fernández; siempre que se confirmara alguna señal que ponga cierto freno a la explosiva emisión monetaria. Un desorden ya tan alevoso que hasta el economista Aldo Ferrer recomienda cuidarlo un poco. La última versión en el mercado, en este sentido, mencionaba la posibilidad de blanquear el contado con liquidación como alternativa para pagar importaciones no esenciales o gastos de turismo.

Los observadores políticos descreen de la viabilidad de cambios profundos en el rumbo económico. Nadie se imagina hoy a la Presidenta licenciando a su ministro favorito, Axel Kiciloff, y adelantan que, en lo inmediato, la respuesta del Gobierno a la crisis cambiaria será más radicalización. Mayores controles de cambio, más obligación a los bancos de desprenderse de posiciones en dólares, persecución a empresas, comercios y al mercado financiero, y la plena vigencia de la nueva ley de abastecimiento a la venezolana para intervenir en toda la cadena de producción y abastecimiento de bienes y servicios. Ni bajar el déficit, ni bajar la emisión y mucho menos, arreglar el default.

Para la mirada de los economistas, algo no cierra. No se imaginan cómo la Presidenta podrá terminar sui mandato haciendo nada, cada vez con la obligación de emitir más pesos y cada vez con menos oferta de dólares por el default eterno, que ahora el propio Gobierno promociona para que sea aprobado por Ley del Congreso. Van a llegar al final del mandato con una inflación de 5% o 7% mensual, devaluando cada tanto el dólar oficial lo menos que puedan, según el nivel de reservas que vayan quedando. Eso es lo que van a hacer, cada vez con mayor brecha y mayor tensión social, anticipaba el experimentado Alieto Gudagni en una cumbre de ex secretarios de energía que se celebró el martes en un café emblemático de Recoleta.

Si fuera cierto que Cristina se alista a terminar su mandato con la economía cada vez más chavizada, la brecha cambiaria de ayer en torno de 70% todavía tiene recorrido. Todavía no se alcanzó 90%, que fue hasta ahora la máxima diferencia entre el dólar oficial y el blue desde la llegada del cepo en 2011. Y mejor no hacer la cuenta en Venezuela, donde el dólar libre vale más de 10 veces el precio del oficial. O donde los cupos para gastar dólares en el exterior son cada vez mayores. Claro que allí el plan Kiciloff lleva casi 13 años de vigencia. En Argentina, felizmente, cumple apenas 4 años. Fue rechazado por la mayoría de los electores el año pasado y hoy se observa a las claras que su aplicación derivó en un fracaso estrepitoso, en todos los frentes.

En estas horas, quienes aspiran a suceder a Cristina en diciembre de 2015 se muestran inquietos otra vez por la incertidumbre en la transición y por la herencia que van a recibir. Mauricio Macri se entusiasma con las encuestas que le sonríen en todo el país y supone que el persistente deterioro social ayudará a que la gente rechace a los candidatos tradicionales del PJ y la UCR. Cree ahora que no necesita una alianza con UNEN para ganar la Capital y la Provincia. Si hay una ola nacional a favor de Mauricio Presidente, los que van a ganar son los que vayan con él en la boleta, comentan en el bunker de la Fundación Pensar en San Telmo, anticipando que pretenden unificar la elección presidencial con la de la Ciudad.

Los radicales que han venido dialogando con el jefe de PRO no se apuran. Aspiran a cerrar acuerdos con él en las provincias para ganarle al PJ, y creen que a nivel nacional la vida no termina si no hay entendimiento con Mauricio. Tal vez tenemos otra oferta a nivel nacional, tan tentadora o más que la supuesta del PRO, comentaba intrigante el fin de semana un activo operador de la UCR en diálogo con este periodista.

Sergio Massa sigue convencido de sus chances mirando sobre todo encuestas en la provincia de Buenos Aires y dispuesto a abrir acuerdos en las provincias con radicales y peronistas anti K. Convencido de que la crisis económica se va a profundizar, pretende mostrarse como el mejor preparado para enfrentar la crisis política que puede sobrevenir en 2016 a la hora de sincerar el desastre económico que seguramente dejará Cristina. Hoy dará a conocer su propuesta para enfrentar el default a través de mecanismo que permitan una tregua entre Argentina y la justicia de EEUU para reordenar la situación. La idea es correr a los bancos privados del conflicto y utilizar a instituciones como el Banco de Basilea para asegurar el pago a los bonistas en todo el mundo hasta que se resuelva cómo se paga la sentencia a favor de los holdouts. Pero lo más importante, el equipo de Massa ratificará la voluntad de cumplir los contratos vigentes en las condiciones en que se celebraron. Cualquier cambio de jurisdicción para la deuda argentina, debería ser para futuras emisiones, no las ya realizadas.

Scioli, se sabe, considera que sus chances de llegar a la segunda vuelta se juegan siempre y cuando termine siendo él el candidato del oficialismo. Supone para Scioli un piso entre 17 y 23 puntos del núcleo duro que en cualquier caso vota a favor del Gobierno. El Gobernador pidió por las dudas que se aseguren un partido propio, no sea cosa que Cristina, un mes antes de la elección, le comunique que no es elegido. A quién va a poner? A Kiciloff que mide 4 puntos. Daniel mide el triple que cualquiera de los que le ponen para esmerilarlo. Tarde o temprano Cristina se va a convencer, confían cerca del ex motonauta.

Trifecta combinada entre Massa, Macri y Scioli dirían los aficionados al turf, con los radicales en la pista de vareo y a la espera de que los inviten a participar en alguna llave para el Gran Premio Presidenciales 2015.

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