Pronóstico laboral y sindical preocupante con adelantamiento de paritarias

La inflación termina derrotando al gobierno, a los gremios y a las empresas, con efectos devastadores sobre los que tienen ingresos fijos, y sobre los que están empleados en forma irregular.
Las paritarias comenzarán en febrero de 2015 con algún anticipo de actividades que tradicionalmente negocian durante diciembre 2014 hasta lograr un acuerdo. Antonio Caló está convencido de que las pérdidas sufridas con los ajustes del pasado, se pueden compensar adelantando las negociaciones salariales para febrero, en lugar de esperar los vencimientos de los distintos convenios, que generalmente tienen vigencia por un año.
El paleativo de los anuncios presidenciales sobre el Impuesto a las Ganancias y la exclusión de los que ganan hasta $ 35.000 en lo relativo al aguinaldo (SAC), volvió a colocar a todas las centrales obreras en un mismo reclamo, lo que las ubica lejos de la unificación pero cerca de una alianza temporaria. En rigor, como decía Borges: "No los une el amor sino el espanto, y será por eso que los quiero tanto". Es por eso que, probablemente, las próximas acciones cuenten con cierta coordinación entre Antonio Caló de la CGT oficial, Hugo Barrionuevo de la CGT Celeste y Blanca, los Gordos siempre independientes, y Hugo Moyano de la CGT opositora con el apoyo de la CTA de Pablo Micelli de la CTA disidente y el aislamiento de Yansky de la CTA oficialista. Las ideas que han puesto sobre la mesa son tres: adelantar los aumentos de las paritarias, acordarlos por plazos cortes de un máximo de tres meses, y contar con alguna revisión.
Un detalle no menor de los aumentos acordados en las negociaciones entre las centrales empresarias y los sindicatos y federaciones gremiales partía de cierto equilibrio entre las pretensiones de las partes. Por una parte, los gremios trataban de lograr un incremento salarial estableciendo un número al cual había que llegar de una forma u otra. A su vez, el presupuesto de las empresas tenía que ver con el ciclo económico anual, las temporadas de alta media y baja, y un factor fundamental: el escalonamiento de los ajustes. El resultado, en esos términos era casi óptimo. En efecto, aún cuando los gremios se quejaban porque los ingresos era insuficientes y las empresas porque los aumentos eran superiores a los admitidos por su competitividad y por las vicisitudes del mercado, ambos lograban en términos reales sus objetivos.
El primero de ellos es el de preservar la buena relación negocial entre las partes.
La segunda es la de dar una respuesta razonable a cada uno de los dos representados por las partes. Estas pautas pueden quebrarse en la próxima negociación. Por lo pronto el escalonamiento de los aumentos permitió a la mayoría de las actividades pagar en forma efectiva la mitad del aumento sobre la masa salarial total.
Ahora bien, si los plazos se adelantan, se van a producir tres efectos negativos sobre el costo laboral:
n 1. Se incrementa el impacto de los aumentos sobre las retribuciones brutos;
n 2. Se superponen aumentos pactados para el año negocial en curso, alterando el presupuesto del período fenecido;
n Y 3. se encarece en forma desproporcionado el costo salarial porque el nuevo período anual tendrá una carga mayor al anterior, con el incremental de nuevos adicionales, nuevas condiciones de trabajo, y los bonos y retoques que logra cada gremio en forma sectorial o a través de las empresas líderes.
El desarrollo de las nuevas ideas tiene todavía dos pasos que están pendientes. El primero se refiere a los bonos de fin de año, que aún no han logrado consagración en los acuerdos sectoriales dentro de la actividad privada. El segundo, es el de los desafíos y los efectos sobre el empleo, en un marco en el cual la mayoría de las empresas se encuentran ahora convencidos de que el mercado se mantendrá frío, en condiciones restrictivas, y definitivamente más chico que cuatro años atrás, a nivel de haber perdido no menos del 30% del nivel de actividad.
En ambos items los efectos serán selectivos por actividad y hasta por región, en función de las condiciones económicas o financieras que registre cada una.
Todos estos componentes no permiten disipar los riesgos de graves tensiones sociales de fin de año, alentados por los sectores recalcitrantes como las CTA y otras organizaciones más pequeñas de orientación trotkista, las agrupaciones como Barrios de Pie o las agrupaciones de las villas de emergencia motorizadas generalmente por organizaciones como el Partido Obrero (PO), el Nuevo Más (NM) o la Corriente Clasista y Combativa (CCC).
En otras palabras, nuevamente tenemos a una sucesión ininterrumpida de irresponsabilidades, si no se contempla el curso de la economía y del contexto laboral, la situación del mercado interno y externo, y la pérdida de competitividad experimentada en particular en los últimos dos años, en gran medida por las huelgas y otras acciones análogas promovidas por los mismos que ahora hablan de recuperación, estabilidad, y de una supuesta ola de responsabilidad social y laboral.
En el 2015 todo aconseja prudencia, serenidad, y el esfuerzo multisectorial de preservar la continuidad del sistema democrático para lograr finalmente una sucesión ordenada, para que se pueda transitar seguramente una nueva y renovada gestión, con mejores y mayores expectativas.
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