Aprovechando los Precios Cuidados

El programa de Precios Cuidados que acaba de ingresar a su quinta etapa con una canasta más amplia y un aumento acumulado del 16,2 por ciento desde que fue lanzado hace un año, puede ser aprovechado para algo más que ahorrar algunos pesos en las compras. No es que la lista sirva como parámetro de referencia para los consumidores, y mucho menos como instrumento antiinflacionario: ya hay sobradas pruebas de que los Precios Cuidados ordenaron muy poco al resto, y de que no funcionaron como freno a la inflación.
Pero los Precios Cuidados son muy útiles para realizar algunas mediciones que el Indec ha dejado de calcular hace ya un tiempo, por razones obvias que enseguida se verán. El pasado 15 de enero se cumplió un año desde la última vez que el instituto difundió el informe mensual sobre Valorización de la Canasta Básica Alimentaria y de la Canasta Básica Total, con datos correspondientes a diciembre de 2013. Desde entonces, y sin mediar explicación oficial razonable, no se ha informado sobre esos dos datos fundamentales para el cálculo de los niveles de pobreza e indigencia del país.
Obviamente, desde ese momento tampoco se publicaron datos oficiales sobre pobreza e indigencia. La última vez fue el informe difundido el 29 de octubre de 2013 con datos sobre el primer semestre de 2013. Esos números mostraban que en los aglomerados urbanos de la Argentina había 4,7 por ciento de pobres (1189000 personas) y 1,4 por ciento de indigentes (367000). Cifras maravillosas pero absolutamente inverosímiles.
El Indec elaboró ese último dato de indigencia considerando que la Canasta Básica Alimentaria para una familia tipo era de 787,27 pesos, equivalente a 6,5 pesos por día por persona. Resultaban tan obscenamente irreales que optaron por discontinuar la medición.
Por aquel entonces, la CTA kirchnerista que encabeza Hugo Yasky difundía, en base a un informe del Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (Cifra) que la Canasta Básica Alimentaria costaba 1.966 pesos, dos veces y media la del Indec. Por supuesto, Cifra llegaba a cifras de indigencia y pobreza muchísimo más altas que las oficiales: 4,2 y 17,8 por ciento, respectivamente. Cifra ha dejado de actualizar el cálculo.
Los Precios Cuidados sirven para reconstruir y actualizar ambas canastas. Las líneas de pobreza e indigencia se elaboran a partir de una Canasta Básica de Alimentos para un adulto, que se compone por veintisiete productos en diferentes cantidades, y que se supone cubre las necesidades nutricionales de la persona. En el cuadro adjunto se calculó el valor de esa canasta tomando el Precio Cuidado más barato para cada caso del Walmart de Avellaneda. Si al resultado de 870,26 pesos se lo multiplica por el coeficiente 3,09 (el que usaba el Indec para transformar la canasta de un adulto a la de dos adultos con dos hijos menores), se llega a que una familia tipo necesita 2.689,10 pesos para no pasar hambre. Es casi un 37 por ciento más del valor que Cifra le asignaba para el último trimestre de 2013.
Siguiendo la misma metodología del Indec, una Canasta Básica Alimentaria de 2.689,10 pesos implica que la Canasta Básica Total para una familia tipo es de 6.104,26 pesos.
Cabe preguntarse cuál sería para el Indec ese umbral mínimo de ingresos para no ser pobre si hubiera seguido midiendo. Recordando que la última línea de pobreza que difundió fue de 1.783,63 pesos, y suponiendo que hubiera aumentado de acuerdo a la inflación oficial (24 por ciento), se llega a un valor de 2.211,70 pesos.
Con Precios Cuidados la línea de pobreza casi se triplica.
En su paso por la Argentina para presentar El Capital en el Siglo XXI y abrumar con datos y argumentos sobre la desigualdad en el mundo, el ya célebre Thomas Piketty criticó enfáticamente la falta de transparencia en la estadística oficial.
Es lo que hacen todos los meses los trabajadores desplazados del Indec cuando abrazan el edificio del organismo el día en que se difunde el dato de inflación. El próximo 13 de febrero el acto de protesta tendrá un marco especial y se espera mayor presencia en el abrazo simbólico: se cumplen 8 años desde que, con la venia presidencial, Guillermo Moreno metió mano y ensució el asunto.
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