Mejor no hablar de ciertas cosas: dólar, subsidios y cocaína

Las señoras a las que por ahí no les gusto mucho compran con Ahora 12 en los shoppings paquetes", ironizó Cristina, durante su discurso ante el Congreso, en alusión al programa de 12 cuotas sin interés destinado a estimular el consumo. Ese plan es insignificante en relación al subsidio del llamado dólar ahorro con que la administración K benefició a un sector de la clase media (aquellos que ganan más de $ 9500 de bolsillo), que como diría la presidente por ahí tampoco la quiere mucho.

Desde fines de enero de 2014, en poco más de 12 meses, el Gobierno vendió a esos sectores medios u$s 3885 millones de las reservas del Banco Central a un valor promedio de $ 10, la cotización oficial más un 20% porque casi la totalidad se retiró en billetes de los bancos, aunque en el caso de los asalariados ese recargo se considera un pago a cuenta del impuesto a las Ganancias reintegrable con el sueldo. La mayor parte de esos dólares subsidiados fueron vendidos en el mercado paralelo, donde el dólar blue cotizó durante el período a un valor promedio algo superior a los 13 pesos. Aún suponiendo que nadie cobrara el reintegro del 20% de Ganancias, en números redondos, esta operatoria significó hasta hoy una transferencia de ingresos superior a los
$ 12.000 millones hacia los sectores medios. Una cifra relevante en relación a varias partidas sensibles del gasto público: por ejemplo, equivale a todo el presupuesto ejecutado el año pasado para solventar al Poder Judicial ($ 11.317 millones); es 6 veces más que lo ejecutado por el Ministerio de Industria ($ 2075 millones) del modelo productivo de matriz diversificada; representa 60% más que el presupuesto del Ministerio de Ciencia y Tecnología ($ 7359 millones); y se acerca a los fondos destinados a Gendarmería nacional ($ 13.980 millones); o todo lo invertido en Agua Potable y Alcantarillado ($ 14.028 millones).

Es raro que Cristina no lo mencionara, tan puntillosa siempre al registrar lo que embolsa tal o cual sector de la mano estatal. Tal vez la omisión presidencial se deba a que cualquier referencia al subsidio del dólar ahorro implicaría también admitir que el Gobierno encontró la vía para intervenir en el mercado del dólar negro, ofertando allí dólares blancos subsidiados. Una fórmula para alimentar y regular un mercado tan ilegal, parafraseando a Capitanich, como el precio de la cocaína. La fuga de las reservas que conlleva el dólar ahorro se cubrió en 2014 con deuda con China, a una tasa desconocida (¿8% anual?), ya que nunca se difundió el acuerdo del swap de monedas. En 2015, la sangría de divisas para mantener controlado el blue rondaría los u$s 5000 millones, pérdida que se compensaría con más yuanes convertibles a dólares.

Otra insólita anomalía de la herencia K es la magnitud de la emisión de pesos del Banco Central para cubrir el déficit del Tesoro nacional en la estructura tributaria. El año pasado, el Central transfirió al Tesoro unos $ 161.000 millones, equivalente a lo recaudado en IVA
($ 161.106 millones), el primer impuesto nacional; más de lo ingresado al fisco por Ganancias ($ 141.133 millones); y solo superado por las contribuciones a la seguridad social
($ 261.233 millones). Más aún, en el último año, el Tesoro recibió vía impresión de billetes del Banco Central el doble de lo que recauda el fisco por retenciones a las exportaciones ($ 79.106 millones). Una verdadera reforma tributaria basada en la inflación y la emisión de pesitos cada vez más devaluados. ¿Será por esto que durante casi 4 horas de su discurso la presidenta no mencionó ni una vez la palabra inflación? ¿La considerará una aliada y no un enemigo de su gestión?

Ya se dijo en esta columna que todo plan económico oficial este año se reduce a aguantar el dólar oficial como ancla, bien atrás de la inflación y los salarios, y con la ayuda de los chinos y algo de deuda colocada en el exterior, que lo arregle el que sigue. Desactivar el bomba de atraso cambiario con déficit fiscal, inflación, déficit externo, cepo, déficit energético, etc. será un desafío para la próxima administración. Sobre todo porque el margen de maniobra cambiario será mucho menor al que tuvieron Kirchner y Cristina, al momento de asumir. Según la consultora Abeceb.com, de Dante Sica, en mayo de 2003, Kirchner asumió con un tipo de cambio real (multilateral) equivalente hoy a un dólar oficial de $ 20,8. Mientras que Cristina, en diciembre de 2007, llegó con un dólar real comparable a $ 14,70 de hoy. Nadie correrá con esa ventaja de competitividad para la producción nacional, las economías regionales y la creación de empleos. Y la experiencia de Cristina del año pasado demuestra que el problema no se corrige, sino que se agrava, si se apuesta solo a la devaluación.

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