Dejar atrás la mentira del viejo Indec obliga a vencer más rápido a la recesión

Los sinceramientos siempre traen un alivio y una exigencia. El alivio de comenzar a convivir con la verdad y la exigencia de empezar a resolver los problemas de fondo. La revisión que el Indec puso en marcha sobre las estadísticas de crecimiento de la Argentina desde el 2004 revelan algo que muchos sospechábamos. En los últimos 12 años, el país creció menos de lo que informaba el kirchnerismo. Es más, en 2009 y en 2014, caímos dentro del torbellino de derrumbes económicos que hundieron al planeta. No estaba nada mal haber crecido casi el 49% en esos años pero la mentira nos sedujo tanto que aquel Indec dibujó un crecimiento del 65%.

De todos modos, la transparencia tiene su lado oscuro. El Indec alumbró una caída del 0,5% en el crecimiento del PBI durante al primer trimestre, repitiendo el mismo fenómeno de los dos últimos trimestres del año pasado. La ciencia económica tiene una definición muy concreta cuando el crecimiento cae a lo largo de tres trimestres seguidos: recesión. Eso es lo que le está sucediendo a la Argentina de Macri y sacudir los indicadores de la economía real constituyen el principal desafío del gobierno actual.

Anoche se sancionaron las leyes de blanqueo de capitales; la de actualización masiva de las jubilaciones y la de reducción de impuestos a los autopartistas. Son tres medidas que apuntan a reactivar el consumo, la producción y generar más empleos. Pero falta mucho más que éso para transformar el invierno económico del presente en una etapa de crecimiento renovado. Y muchísimo más todavía para avanzar hacia el paraíso del desarrollo que la Argentina no conoce desde hace medio siglo.

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