El enemigo no es que suba el dólar, el enemigo es que aumenten los pobres

Estamos luchando contra 40 años de historia argentina". La frase no fue pronunciada por Sarmiento, ni por Perón ni por Alfonsín. La dijo ayer el presidente del Banco Central, Alejandro Vanoli. Y la lucha que el funcionario viste de épica es contra la suba del dólar. Caprichosa y terca, la moneda estadounidense resiste el cepo cambiario al amparo de una sola convicción: una buena cantidad de argentinos cree que el dólar los defenderá mejor que cualquier otra herramienta de la depreciación del precio.

El problema es que Vanoli, al igual que Axel Kicilloff, se equivocan de enemigo. El enemigo no es el dólar ni los argentinos que compran dólares. Que además son pocos, como lo repite el Gobierno. El verdadero enemigo es la inflación. El enemigo es el déficit fiscal. El enemigo son los subsidios a los empresarios amigos y el enriquecimiento súbito de algunos funcionarios. Pero a esos enemigos el kirchnerismo no los combate. Al contrario. Los protege y hasta los reivindica, como si fueran un beneficio.

El Gobierno fue el que asustó a la sociedad el día en que anunció el cepo cambiario. El que instaló la idea de que no habían en el Banco Central los dólares suficientes para enfrentar una crisis. Desde el 31 de octubre de 2011, cuando el dólar valía $4,49 y no $15, la economía no volvió a crecer y entró en recesión. Pero si creció mucho la cantidad de pobres. La pobreza es el verdadero enemigo que no terminan de visualizar Kicilloff y Vanoli. Y es desolador que cuatro años no hayan alcanzado para que lo comprendieran.

Temas relacionados
Más noticias de enemigo

Las más leídas de Economía y Política

Destacadas de hoy

Noticias de tu interés