Un foro con faltazos llamativos y aplausos tibios a funcionarios K

El escenario era ideal para cualquier político con vocación presidencial en tiempos de crisis: un auditorio colmado por 300 empresarios, más dispuestos a escuchar las propuestas de la oposición que los ya conocidos y eternos discursos de los funcionarios kirchneristas.

Sin embargo, hubo dos candidatos, Sergio Massa y Hermes Binner, que se bajaron a último momento de la conferencia anual del Consejo de las Américas realizada ayer en el Hotel Alvear y organizada por la Cámara Argentina de Comercio. El plantón del líder del Frente Renovador fue el más ruidoso. Pidió de madrugada que lo retiren de la lista de oradores, molesto porque iba a ser el ministro de Economía Axel Kicillof y no él quien cerraría con su discurso la jornada de ese tradicional foro empresario. El pretexto oficial que dieron sus laderos fue que el diputado optó por quedarse trabajando en el proyecto alternativo para el pago de deuda que finalmente presentó pasado el mediodía junto a su equipo económico. Pero otras lenguas filosas confirmaron la molestia del tigrense porque el encuentro se había tornado "proclive al oficialismo".

La excusa de Binner estuvo a tono con la coyuntura. Por el paro y los cortes de calles, el líder socialista avisó por la mañana que no se presentaría al evento para "evitar cualquier conflicto que pudiera generarse con los manifestantes". Es que desde temprano corría la versión de que un grupo de izquierda realizaría "un escrache a los participantes del encuentro". Finalmente el piquete en la puerta del hotel lo hizo el MST, que comanda el legislador Alejandro Bodart, contra las empresas Monsanto, Chevron y el Gobierno.

Los que sí aprovecharon esa vidriera política fueron el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri quien dijo estar "muy preocupado por la situación económica" y "el mal manejo administrativo del día a día por parte del Gobierno" y el titular de la UCR, Ernesto Sanz, que auguró "un cambio de época a partir de 2015". Al parecer no se equivocaron, dado que ambos fueron los dos dirigentes más aplaudidos de la conferencia. No pasó lo mismo con el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, que se excedió en el tiempo con su monólogo y exasperó a varios empresarios.

El gobernador Daniel Scioli, por su parte, buscó convencer al foro de que "no hay que cambiar todo en el 2015" y que, "superada la actual coyuntura, el panorama será absolutamente favorable". Se llevó aplausos tibios. Por el piquete del MST, el mandatario debió entrar de incógnito por la puerta trasera, al igual que Kicillof. El ministro salió del ascensor e ingresó al salón de forma tan intempestiva que no vio que el anfitrión, el titular de la CAC, Carlos de la Vega, lo estaba esperando y pasó sin saludarlo. A su turno, trazó un panorama de incertidumbre a nivel global y justificó las amenazas que podría tener la economía local por la crisis mundial. Cuando terminó, tras una hora de exposición, en el auditorio ya había muchas sillas vacías.

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